De la reactividad a la libertad

De la reactividad a la libertad

Te ha pasado alguna vez que después de dar una respuesta te has quedado pensado sobre lo que dijiste, o sentiste que fue apresurada. O tal vez que una acción que emprendiste rápidamente para solucionar una situación tuvo resultados inesperados. Esto también pasa en nuestra experiencia interna, particularmente en lo que sentimos o decimos acerca de nosotros mismos. Por ejemplo, ante una situación que consideramos negativa (una relación o un negocio), es posible que surjan juicios cargados de desvalorización o de un sentimiento de inadecuación… y surge un innegable malestar. La reactividad está vinculada con la expectativa que otros (y también nosotros mismos) tienen sobre nosotros.

Estas reacciones automáticas son como “vivir en piloto automático”. Es decir, reaccionando rápidamente a los que se suceden. El cerebro humano tiene la capacidad de guardar en el inconsciente los aprendizajes y las decisiones en forma de automatismos (memoria procedimental) de esta forma ahorra energía y tiene mayor habilidad para sobrevivir. Un ejemplo ilustrativo es aprender a conducir un automóvil, especialmente si es sincrónico: luego de un entrenamiento de ensayo y error vamos automatizando el procedimiento de conducir y pasamos de estar pendiente de los pedales del freno y acelerador a disfrutar del paisaje o tener una conversación con el copiloto.

¡El piloto automático es muy útil! Sin embargo, no siempre es funcional porque se basa en reacciones anteriores que respondían a eventos que están en el pasado. Vivir en modo de reactivo o de piloto automático nos desconecta de la necesidad de tomar decisiones, nos aleja la posibilidad de disfrutar, nos ancla en el pasado, nos pone a la defensiva y nos empuja a ser impulsivos.

Es posible recuperar espacios de mayor proactividad y conciencia. Una famosa frase delDr. Victor Frankl invita a encontrar una pista para salir del piloto automático y cultivar una experiencia de mayor libertad: “Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En este espacio reposa nuestra libertad para elegir nuestra respuesta. En estas elecciones yacen nuestro crecimiento y felicidad

¿Cómo podemos encontrar este espacio? Inevitablemente necesitamos “Parar y Mirar”. Hacer una pausa, conectar con la nuestra experiencia presente, respirar con conciencia y dar vacaciones al piloto automático, al menos por unos minutos al día.

Te propongo este ejercicio de 45 segundos para pasar del modo reactivo al modo proactivo...

1.       Identifica la situación a la que estás por reaccionar impulsivamente: por ejemplo, en alguna conversación, cuando ves algo en la televisión, cuando recibes una respuesta que no te gusta.

2.       Activa la estrategia Parar y Mirar: nota las sensaciones y suspende por unos instantes los juicios, nota las palabras que te dices o tu dialogo interno, toma tres respiraciones consientes.

3.       Elige con responsabilidad lo que quieres responder o hacer ante esa situación.

4.       Actúa

5.       Evalúa el resultado y responde a esta pregunta ¿Cuánto he ganado en libertad de decisión? ¿he desarrollado más proactividad?

Cuando gestionamos nuestro piloto automático y nuestra reactividad, vamos ampliando nuestro espacio para crecer en nuestra capacidad de libertad de decisión, nuestro bienestar personal, nuestro “modo aprendiz” y así conquistar más espacios de expansión.

Oscar Giménez

Prof. de Mindfulness, Master Ontological Coach, experto en Desarrollo Organizacional